Dicen por ahí que mientras no se encuentra a la media naranja hay que comer limones; que mientras no llega el príncipe azul hay que besar sapos; y que mientras consigues a la persona indicada, hay que divertirse con la equivocada.

Una encuesta realizada por MSN (el canal de noticias de Microsoft), en Inglaterra, en donde se estudiaron a 2,000 hombres y 2,000 mujeres, menciona que antes de encontrar a la persona ideal los encuestados tuvieron que pasar, por lo menos, por cuatro desilusiones amorosas. Tengo la seguridad de que casi todos sabemos o nos imaginamos lo que esto significa.

Muchos damos por hecho que ya sabemos amar, que nacemos sabiendo cómo hacerlo, pero si esto fuera cierto, ¿por qué tantas veces la relación de pareja nos conduce al sufrimiento?

Cuando pensamos en el amor, frecuentemente lo relacionamos con el amor de pareja. Quizá nos da por pensar que el amor depende de alguien más… Y es ahí donde está la raíz del problema. Esta constante búsqueda de amor –que es el otro el que nos va a amar– deriva de  dos creencias limitantes: no soy lo suficientemente bueno/a. Y nadie me ama.  

La buena noticia de esto es que no es verdad que el amor depende de alguien. El amor es inherente a nosotros, es algo que llevamos dentro. Nacemos con amor, siendo solo amor. Sin embargo, este mismo amor, este amor que es parte de nosotros, cuando experimentamos alguna desilusión, ya sea con nuestra pareja, amigos, colegas y hasta miembros de nuestra familia, lo vamos cubriendo con una barrera, en un esfuerzo por protegernos.

Después de alguna relaciones infructuosas, tanto de pareja como de amistades, decidí darme la oportunidad de conocer a la persona maravillosa que vive dentro de mí.

Invertí tiempo, dinero y energía en aprender más de mí misma y descubrirme. Emprendí un viaje al lugar más fascinante que he visitado en mi vida: mi interior. Tomé cualquier cantidad de cursos de autoconocimiento; viajé, estudié, empecé a practicar meditación y aprendí a conectarme conmigo misma.

Desde que empecé esta aventura, he descubierto que una de las cosas que más disfruto hacer es estar sola. En verdad me agrada mi propia compañía… ¡hasta podría decir que soy mi mejor amiga!

Conozco personas que por el contrario, no les gusta estar solas, ¡simplemente no soportan la soledad! Y es que existe una gran diferencia entre estar solo y sentirse solo. Cuando logras conectar contigo mismo, el estar solo puede ser muy satisfactorio. Pero cuando no hemos logrado esa conexión se produce una sensación de desamparo total y una de las consecuencias puede ser la depresión.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que para el 2020 la depresión será la segunda causa de muerte en el mundo, afectando al 30% de los adultos. Desgraciadamente, mucha gente que sufre de depresión termina por suicidarse.

Encontrar al amor de tu vida requiere que tomes la decisión de dejar de esperar que sean otros los que te valoren. Para empezar, te comparto estos simples pasos:

  1. Amarte a ti mismo. Esto es no sólo un derecho… Sino ¡una obligación! Es primordial que te aceptes incondicional y completamente en todos los aspectos. Amar y cuidar nuestro cuerpo, ya sea que tengamos la nariz grande, las piernas con celulitis, o estrías, arrugas en el rostro, canas y demás defectos que solemos encontrarnos todos los días.
  2. Amar y honrar tus emociones. Cada una de ellas nos dan la indicación de algo que está pasando en nuestro cuerpo y mente. Las emociones son el lenguaje que utiliza tu mente inconsciente para comunicarse a través del cuerpo físico contigo. Al respetar tus  emociones le estás dando la importancia que tienen y merecen. El problema no es la emoción que sientes, sino cómo la canalizas.
  3. Aprende a usar tu mente y a cuestionar los pensamientos y creencias que pueden limitarte. Cuando estamos enamorados, hablamos con cariño y dulzura al objeto de nuestro amor, ¿verdad? Pero, ¿cuándo fue la última vez que te hablaste utilizando ese mismo tono de voz? ¿Qué le dijiste a la imagen frente al espejo: “me encanta tu celulitis, tus arrugas”? Escuchar cómo nos hablamos a nosotros mismos nos ayudará a entender la manera cómo nos comunicamos. Para amarnos a nosotros mismos, tenemos que poner atención a nuestro diálogo interno.

 Invertimos tiempo y esfuerzo tratando de conectar con otros, olvidando que para poder lograrlo es primordial conectar antes con nosotros mismos. Cuando aprendemos a amarnos, respetarnos y honrarnos será casi automático hacer lo mismo con los demás.

El amor de tu vida te está esperando… ¡y eres tú! Te animo a que, si no lo has hecho, empieces a conocer a ese maravilloso ser que llevas dentro. Así, podrás ser la naranja completa para ti y los demás, ¡en lugar de ser solo la media naranja de alguien! 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *